Italia: Editan una versión hogareña de "Casanova", en homenaje a Fellini

La película “Casanova”, también conocida como “Il Casanova di Federico Fellini”, rodada en 1976, y que en la Argentina fue conocida tan solo a principios de la democracia pues la dictadura cívico-militar había prohibido su estreno, será lanzada en Italia en una versión restaurada en blue-ray y DVD con motivo del centenario del nacimiento del mago de Cinecittà.

"Casanova" fue una de sus películas más controvertidas, que llevó al director al borde del divorcio con Giulietta Masina y al agotamiento nervioso, gracias a sus complicaciones de elenco y financieras, en tanto su lanzamiento parece oportuno en momentos en que las salas peninsulares permanecen clausuradas por el coronavirus.

Según la prensa italiana, el mundo decadente y conmovedor de “Casanova” vuelve restaurado con motivo del centenario del nacimiento del director y la iniciativa de sus distribuidores en formato hogareño pondrá en contacto con esa obra que en su momento no fue apreciada en su conjunto.

De ese modo, el mundo de ensueño y surrealismo en que el creador sumió al famoso personaje del siglo XVIII será lanzado el martes 17 en el mercado itálico; según Fellini, fue una de las obras que mayor trabajo intelectual y físico le demandó.

“Algunas películas nacen bajo el signo de una profunda complicidad y total adhesión de quienes las dirigen, otras nacen bajo el signo de resistencia y reticencia. ‘Casanova’ pertenece a esta segunda categoría. Quizás la película necesitaba que el personaje tuviera actitudes de total desconfianza, de antipatía, quizás de necedad. La película no podía hacerse como cualquier otra", comentó una vez que la había finiquitado.

“Casanova” nació bajo el impulso del poderoso Dino De Laurentiis, que quería que se propusiera una película que fuera del gusto de los estadounidenses, un público al que el productor, que si bien había solventado “La strada” en 1954 trataba de conquistar con grandes producciones desde la década del 60.

Sin embargo, el director y el productor no se ponían de acuerdo con el protagonista: Marlon Brando o Robert Redford sugiere De Laurentiis, Fellini piensa en Michael Caine, Jack Nicholson, Gian Maria Volonté y hasta Alberto Sordi, que se propone a sí mismo.

La elección finalmente recayó en el canadiense Donald Sutherland, con quien Fellini se había cruzado dos veces: la primera en el set de una película –“El mundo de Alex”(1970)- en el que hizo un cameo de sí mismo, y un año antes de que Bernardo de Bertolucci rodase “Novecento” (1976).

Además del talento indiscutible de Sutherland, también fue la apariencia, su altura de un metro y 92 centímetros -medio centímetro más que el mítico amante veneciano-, terminaron de convencer al director. El compromiso, se dice, fue rápido, en los escalones del Grand Hotel de Roma; Sutherland tenía entonces 40 años, casi la misma edad que su personaje.

El proyecto, sin embargo, nació bajo una mala estrella de producción: pasó de las manos de De Laurentiis a las de Andrea Rizzoli y su compañía Cineriz para terminar en las de Alberto Grimaldi, mientras que el tironeo por los enormes presupuestos –nunca se sabía cuánto iba a costar finalmente una película de Fellini- demoraban una y otra vez el rodaje.

El director llegó al estudio para comenzar la película el 21 de julio de 1975: fue un proceso difícil, aparte de los nueve meses habituales que Fellini suele tomar para dar a luz una película; para “Casanova” la última claqueta sonará a principios de mayo.

Filmada completamente en el histórico estudio Cinecittà 5, donde Fellini tenía dos dormitorios, baño y cocina; donde comía, trabajaba y dormía, la película hizo que el director estuviera tan ocupado que cuando recibió la noticia de la victoria del Oscar para “Amarcord” no quiso abandonar su trabajo y envió al productor Franco Cristaldi a retirar el premio.

Aunque la película está basada en la autobiografía “Historia de mi vida”, de Giaccomo Casanova, Fellini de inmediato decidió desviarse, alejarse de la página escrita y si por un lado respetaba el espíritu de la época, por otro tenía otra cosa en mente.

En acuerdo con su guionista Bernardino Zapponi, quiso describir a un hombre que, más allá del cliché del “playboy” italiano, no es más que un inmaduro subdesarrollado, incapaz de amar verdaderamente.

Para interpretar a Casanova, Donald Sutherland había leído todo lo que se había escrito sobre el personaje, pero Fellini le pidió que olvidara todo porque no era la figura histórica la que le interesaba; de hecho, el título de la película, “Il Casanova de Federico Fellini” no respondió tanto al egocentrismo del director como al deseo de subrayar que esa interpretación fue el resultado de una lectura personal.

De las muchas historias contenidas en las Memorias de Casanova, Fellini eligió finalmente cuatro, mientras que las otras fueron el resultado de su imaginación; para unir los episodios, en apariencia inconexos, se escucha la voz del protagonista, que los narra en primera persona y que fue doblada por el talentoso Gigi Proietti.

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