Donald Trump sospecha que la “resistencia” trabaja dentro de la Casa Blanca

El cerco se estrecha. Las pesquisas para desenmascarar al autor del artículo anónimo que desveló la existencia de una “resistencia” organizada dentro de la Casa Blanca para frustrar algunos de los planes y arrebatos de Donald Trump han conducido a una lista de nombres de “unos pocos individuos”. “Puedo pensar en cuatro o cinco personas, la mayoría gente que no me gusta o a la que no respeto”, aseguró el presidente anteanoche en una entrevista, aunque apenas unas horas antes había dicho que “nadie tenía ni idea” de quién está detrás de la firma anónima.

El misterioso “alto cargo” que escribió la explosiva tribuna de prensa no trabajaría físicamente dentro de la Casa Blanca si no que lo haría en alguno de los organismos asociados, responsables de la seguridad del país en sentido amplio. “El presidente nos ha dicho que cree que es alguien en el ámbito de la seguridad nacional”, ha contado su consejera Kellyanne Conway.

Su valor es discutible pero la lista de altos cargos que han dicho públicamente que no están detrás del artículo del Times incluye, entre otros, a los responsables de la CIA (Gina Haspel), el consejo de seguridad nacional (John Bolton) y el departamento de inteligencia nacional (Daniel Coats).

El artículo, que asegura querer tranquilizar a los estadounidenses sobre la situación del país, alaba algunos “puntos brillantes” de la agenda política del presidente, temas clásicos de los republicanos como la bajada de impuestos o la desregulación administrativa pero alerta al mismo tiempo de la “amoralidad” del presidente y asegura que hay personas clave que están evitando que lleve a la práctica algunos de sus impulsos.

Los ejemplos que pone se centran en el terreno de la política exterior. Destaca por ejemplo cómo a pesar de la admiración de Trump por “autócratas y dictadores”, “el resto del Gobierno opera por otro camino” y asegura por ejemplo que se denuncian las injerencias de Rusia o “se les sanciona adecuadamente” por su “conducta maligna”. Destaca que se tomaran medidas con el resto de aliados para castigar a Moscú por el envenenamiento de un exespía ruso en Londres.

Desde que la carta se publicó se especuló con que su autor podría ser Coats o su número dos en la oficina de inteligencia nacional. Esas especulaciones son “patentemente falsas”, aseguró en uno de los primeros comunicados publicados para distanciarse del texto. Desde el principio, aseguró, “la comunidad de espionaje se ha centrado en ofrecer al presidente y los gestores políticos la mejor información posible. Coats nunca ha ocultado su disconformidad con la política de Trump hacia el Kremlin. “¿Podría repetir eso?”, pidió con cara de incredulidad a su entrevistadora cuando, tras la cumbre entre Trump y Vladímir Putin en Helsinki, ésta le informó de que la Casa Blanca acababa de anunciar la visita en otoño del jefe del Kremlin. Coats rompió a reír a carcajadas...“¿He oído bien? Bueno, eso será especial”, dijo entre risas sin molestarse en ocultar su sorpresa y escepticismo hacia la idea.

Aunque decidido a esclarecer lo que considera una “traición” que el Departamento de Justicia debería investigar, Trump evitó el tema en su tanda de tuits de ayer. En uno respaldó a Dave Hughes como candidato republicano al Congreso por Minesota, en otro celebró sus logros económicos y en otro recomendó a Apple empezar a fabricar sus productos en Estados Unidos para no tener que subir los precios por los aranceles de la guerra comercial con China. “Empezad a construir fábricas. ¡Emocionante!”, escribió Trump desde su club de golf de Virginia. Allí le esperaba un simpatizante con un enorme cartel con una foto del presidente. “Gracias”, decía.

Georges Papadopoulos, un consultor de 31 años que trabajó como asesor de Donald Trump durante la campaña del 2016, pasará 14 días en la cárcel por mentir al FBI sobre una conversación clave del Rusiagate. Todo empezó con él, en un bar de Londres, en mayo del 2016. Papadopoulos echó unos tragos con un diplomático australiano y le contó que un profesor maltés con conexiones con Rusia, Joseph Mifsud, le había contado que los rusos tenían “basura” sobre Hillary Clinton. El diplomático se puso en contacto con sus colegas estadounidenses, lo que llevó a la apertura de una investigación del FBI.

WikiLeaks acababa de publicar miles de e-mails robados del Partido Demócrata. Interrogado en enero del 2017, Papadopoulos minimizó los contactos y alteró las fechas. Fue detenido meses después. Al final se declaró culpable de mentir y empezó a colaborar con la justicia. Mifsud está en paradero desconocido y “podría estar muerto”, según han dicho los demócratas al juez. “Cometí un error terrible” que “pudo dañar la investigación”, dijo al tribunal, que justificó la leve condena por sus muestras de arrepentimiento.(La Varguardia)

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