Escocia ha decidido celebrar un segundo referéndum de independencia el año que viene

Mientras el Reino Unido negocia con Bruselas qué pasa con el Brexit, Escocia ha decidido celebrar un segundo referéndum de independencia el año que viene. Para ello, el Gobierno nacionalista de Edimburgo solicitará a Londres antes de Navidad el traspaso de poderes necesario para celebrar la consulta. David Cameron no tuvo problema en acceder a ello en el 2014, pero el problema es que Boris Johnson dice que no piensa hacerlo, porque “el asunto quedó cerrado para por lo menos una generación”.

La primera ministra y líder del SNP, Nicola Sturgeon, clausuró ayer la conferencia del partido en Aberdeen, donde se mostró confiada en que “las presiones sobre Downing Street para que autorice el referéndum serán enormes, y más aún si se lleva a cabo un Brexit contra el que votó la gran mayoría de escoceses”. En su opinión, el Gobierno inglés no puede negar el derecho de Escocia a decidir su futuro.

“El resultado ha de ser reconocido tanto por Londres como por la comunidad internacional”

Pero no todos los nacionalistas comparten ese optimismo, y algunos han propuesto que, en el caso de que Boris Johnson insista en su negativa a permitir otra consulta, se convoque un referéndum no oficial al estilo del de Catalunya, o que el SNP considere que la obtención de la mayoría de escaños en las próximas elecciones generales británicas equivaldría a un sí a la independencia, y tras ellas empiece a negociar la ruptura con Londres.

Sturgeon, que representa el ala pragmática de su partido, descartó en su discurso ambas opciones de manera rotunda. “No puede haber dudas sobre la legalidad del referéndum porque el objetivo no sólo es votar sobre la independencia sino conquistarla, y para ello el resultado ha de ser reconocido por el Gobierno británico y por toda la comunidad internacional”. En los medios políticos escoceses se sigue con enorme interés el impacto de la sentencia del Tribunal Supremo español, que ha sido denunciada por el ex número dos del SNP, Angus Robertson como “una forma de represión al estilo franquista para la que no hay excusa, porque los países occidentales normales no encarcelan a sus opositores democráticos ni envían a la policía antidisturbios a atacar a los votantes, eso sólo pasa en repúblicas bananeras”.

Aunque los dirigentes del SNP evitan cualquier comparación entre Escocia y Catalunya, fuentes nacionalistas explican que han sacado importantes conclusiones de la declaración unilateral del Parlamento catalán y las consecuencias que ha tenido. Y aunque hay un sector importante que se reserva esa vía como un plan B en caso de que Londres rechace categóricamente un segundo referéndum, Sturgeon y el actual Gobierno piensan que se trataría de un error.

Aunque Johnson descarta la transferencia de poderes de Westminster al Parlamento de Holyrood, Sturgeon tiene muy presente que no está claro que Johnson vaya a seguir siendo primer ministro por mucho tiempo en el turbulento clima suscitado por el Brexit. Un líder laborista –ya sea Jeremy Corbyn u otro– sería mucho más propicio a hacer la concesión, sobre todo si la colaboración del SNP le resulta necesaria para gobernar. La última encuesta indica que el apoyo a la soberanía entre los votantes escoceses ha alcanzado el 50%, que una clara mayoría prefiere estar dentro de la UE que del Reino Unido, y que los nacionalistas ganarían 58 de los 65 escaños en juego en las próximas elecciones generales británicas. La permanencia se impuso en el 2014 por un 55% a 45%.

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