Bariloche: Crece el hambre y aumentan los pedidos de ayuda social


Comedores que se vuelven a poblar poco a poco, gente desesperada en busca de comida en el vertedero municipal y muchos más pedidos de bolsones de comida en las parroquias forman parte del termómetro social en Bariloche en los últimos meses.

Hay quienes se arriesgan a decir que la situación social remite al final de los 90 e incluso, a la crisis del 2001.

El obispo de Bariloche, Juan José Chaparro, aseguró que “el encarecimiento de las tarifas y la falta de trabajo es un cachetazo para la vida de los más empobrecidos que son los que más sufren. Ya vivimos una situación difícil. Todo lo que viene es de peligro para la gente”, expresó.

“Se ve cada vez más, como en los peores tiempos, niños con hambre de pan, con mucho frío y olor a humo. Tenemos una población vulnerada y esto se siente muy a flor de piel. Seis meses atrás, todo esto no se vivía”, reconoció Edith Espinoza, del Grupo Encuentro que trabaja desde hace 25 años, junto a su esposo Luis Fernández, en la contención de niños y jóvenes en la sede de Pablo Mange 206.

Más allá de participar en talleres, muchos de los chicos que asisten al grupo aprovechan para desayunar, almorzar y merendar. “Sabemos que hay chiquitos que se acercan solo para poder comer. Recibimos alrededor de 40 pibes todos los días en el comedor y a la vez, se preparan almuerzos para 100 personas que retiran las viandas. En el último tiempo, aumentó la demanda y sólo en las últimas dos semanas, se han sumado nueve chicos más que nos cuentan que hay días que no comen. Hay muchos papás sin trabajo y a otros, simplemente no les alcanza”, agregó Espinoza.

La angustiante situación social también se palpita en el vertedero de Bariloche, frente al barrio Pilar, donde en los últimos meses, muchas familias acuden en busca de restos de comida. “Más hacia la tarde, se empieza a ver gente que ingresa por todos lados, especialmente por la parte de atrás del basural. Nos piden por favor que los dejemos buscar algo de comida de los camiones”, admitió un trabajador del vertedero que prefirió resguardar su identidad.

La subsecretaria de Coordinación de Políticas Sociales, Alejandra Huenchupan, reconoció que a raíz de la situación en el vertedero, se conformó recientemente una comisión de trabajo. “Sabemos de unas 20 familias muy jóvenes que concurren a buscar comida. Sus padres han tenido una historia de ingresos al vertedero. No sólo es gente que vive cerca del vertedero sino de territorios más alejados”, recalcó Huenchupan.

En Cáritas Bariloche, Alejandro Dalla Cía, se lamentó por “el aumento de la necesidad” en parroquias y en comedores. “Se atiende a más de mil personas pero es cierto que en el último tiempo nos piden más comida”.

No obstante, Huenchupan aseguró que no existe un defasaje entre la demanda y la asistencia social.

La funcionaria municipal recordó que hasta el año pasado, el gobierno nacional enviaba mil bolsas de alimentos dos meses al año, especialmente en el invierno. “A partir de marzo, el municipio empezó a entregar 200 bolsas con productos alimenticios que están incluidos dentro de la canasta básica familiar, por semana, de manera sostenida y permanente”, recalcó.

Huenchupan dijo que el municipio “no registra un incremento drástico de pedidos de comida. Hay semanas en las que crece la demanda y otras en las que disminuye pero en promedio, entregamos 800 bolsas de alimentos por mes. Habrá que evaluar los meses más fríos y la temporada para ver si surgen fuentes de trabajo reales o no”, explicó la funcionaria.

El Grupo Encuentro nació en 1991. “En ese entonces, estaba el gobierno radical en la provincia y en el municipio. Había niños y adolescentes viviendo en la calle, haciendo ranchadas. Pasaban hambre, frío y no tenían ropa, ni calzado. Ahí mismo, empezamos a juntarnos con ellos para tratar de sacarlos de ahí”, recuerda Luis Fernández.

Después de 25 años, además de la panadería, el Grupo Encuentro ofrece talleres de plástica, fútbol callejero y bijouterie para chicos de 5 a 16 años. La sede de Pablo Mange 206 también alberga a 11 niños y adolescentes que viven en ese lugar ya que, según explican los responsables del Grupo Encuentro, “no tienen familias que se puedan hacer cargo de ellos”.

“Hoy, nuestra mayor fuente de ingreso es la panadería. Afortunadamente, el municipio se puso al día con un aporte que nos debía del año pasado y estamos firmando un nuevo convenio para recibir 80 mil pesos para todo el año. A la vez, la municipalidad paga las becas de las cocineras”, explica Edith Espinoza.

Para la compra de comida, reciben un subsidio del área de Nutrición del gobierno nacional. También perciben aportes de colaboradores anónimos. “Todo esto sostiene la cuestión económica y el ánimo porque todo esto es muy fuerte”, agrega Espinoza.(debariloche)



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