La catástrofe de la Bombonera tiene responsables diversos


Algunos quedaron a la vista, con los errores groseros que permitieron los cinco goles con que Independiente del Valle eliminó a un equipo que soñaba -sin demasiados fundamentos, por cierto- con ganar su séptima Libertadores. Y a otros habrá que buscarlos en el cuerpo técnico y detrás de lo escritorios dirigenciales.

La principal falencia xeneize en los últimos años fue una combinación letal de ignorancia futbolera de los dirigentes con autosuficiencia -un canchereo solapado- por parte de los distintos entrenadores y cuerpos técnicos que pasaron por el club de la Ribera. Unos y otros tienen responsabilidad, por sus malas decisiones, en la decepcionante derrota doble ante el equipo ecuatoriano.

Boca es una institución poderosa que, según sus dirigentes, está equilibrada en sus finanzas y goza de -se asegura- de un patrimonio consolidado y fuerte. Entonces, habrá que buscar en esa presunta superabundancia los errores de compras absurdas que no le dieron resultados al equipo ni ganancias extraordinarias al club por las ventas. Más bien, parecen decisiones de agentes de Bolsa que nunca ven un partido en una cancha.

Para resolver la semifinal perdida ante un equipo entusiasta, mañero y con algunas individualidades más que interesantes, Boca disponía de un mes y medio. Tanto para prepararse en los entrenamientos como para incorporar jugadores.

El cuerpo técnico, con Guillermo Barros Schelotto, sobró la situación, avaló cuatro llegadas y utilizó a pleno sólo una de ellas, el correcto volante Fernando Zuqui. Y acá es donde el error fue grave: por el escaso tiempo que había para que un jugador nuevo se adaptara al Mundo Boca, lo ideal era buscar gente experimentada que se pusiera la camiseta, jugara y rindiera sin preámbulos.

Eso fue lo que hizo Alejandro Sabella en el Estudiantes campeón de la Libertadores 2009: necesitaba un zaguero central de urgencia para las finales y llamó a Rolando Schiavi para esas instancias. El eficiente "Flaco" jugó como todos conocían, salió campeón de América con el 'Pincha', y se volvió a Newell's, que lo había cedido para tal fin. Y nadie descubrió la pólvora: los experimentados son para esas instancias, en cualquier rubro de la vida.

Nada de eso hicieron los directivos de Boca ni el "Mellizo". No trajeron una dupla consolidada para el mediocampo, en donde Andrés Cubas volvía de una lesión seria y nadie se había hecho fuerte como su ladero. No hicieron el esfuerzo debido para buscar un reemplazo adecuado. Aquel ejemplo de Estudiantes y Schiavi parece que nunca ocurrió.

Hay jugadores en el fútbol local que rinden muy bien en sus equipos, tal vez sin los carteles luminosos que brillan en las vidrieras del exterior, pero con hambre y ganas de llegar. Allí están Germán Conti, joven y elegante zaguero de Colón; Emanuel Brítez, eficiente marcador de punta de Unión; Luciano Aued, rendidor como pocos en el mediocampo de Racing; y lo mismo cabe para la dupla Matías Fritzler-Mauro Bogado en Huracán. ¿Tendrá algo malo pagar por jugadores probados en el durísimo fútbol argentino lo mismo o algo más que por jugadores que regresan del exterior con supuestos y discutibles honores?

La respuesta la deben dar los directivos de chequera gorda y poco lúcida, que pareciera no ven partidos ni jugadores de tierra adentro. Y el cuerpo técnico también tendrá que poner lo suyo, porque de su ojo avizor dependerá que Boca pueda volver a tener a tener jugadores que hagan historia. Y que no necesariamente regresen del fútbol vip que transitaron con suerte diversa.

En ese marco, entra la decepcionante serie final que jugó Carlos Tevez. El "Apache" no puede aportar la frescura ni la explosión que brillaron en su fulgurante aparición, allá por 2002/3, porque el paso del tiempo no se debate, simplemente sucede. Pero su falencia a la hora de mostrar liderazgo y resto emocional sí que le jugaron en contra a un conjunto de jugadores que nunca pudo ser un equipo.

Se abre ahora la posibilidad de una refundación. Y para que ello suceda no deberían fallar los que toman decisiones, tanto con el buzo de entrenamiento puesto como en el escritorio de los que mandan.

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