Francisco reflexionó sobre los cristianos que viven "en una burbuja de vanidad"

El papa Francisco comentó hoy, en la misa en la Casa de Santa Marta, el Evangelio del rico que da un banquete y no ve al pobre Lázaro que está a sus puertas, cubierto de llagas.

Era rico, vestía de "púrpura y lino finísimo", "conocía los mandamientos" y seguramente también iba a la sinagoga, pero "había perdido el nombre": el Evangelio no dice cómo se llamaba, sólo que era un hombre rico, y cuando tu nombre es sólo un adjetivo es porque perdiste, perdiste sustancia, perdiste fuerza", dijo Francisco.
   
El Papa reflexionó sobre los cristianos que viven "en una burbuja de vanidad", que piensan en bastarse a sí mismos, que viven también una dimensión religiosa, pero son incapaces de salir de sí y no tienen "la gracia de ver a los pobres".
   
Este hombre rico -observó Francisco- tenía "una cierta religiosidad", pero "era un hombre cerrado, cerrado en su pequeño mundo -el mundo de los banquetes, de los vestidos, de la vanidad, de los amigos- un hombre cerrado, en  una burbuja de vanidad".
   
Era por lo tanto, subrayó, un "religioso aparente", "no conocía ninguna periferia, estaba todo cerrado en sí mismo. Precisamente la periferia, que estaba a las puertas de su casa, no la conocía".
   
"Un hombre que no dejó herencia, no dejó vida, porque sólo estaba cerrado en sí mismo". El Papa concluyó invitando a rezar, en particular durante la Cuaresma, para tener la gracia de ver a los pobres e inclinarse sobre ellos.(ANSA).

back to top