España: Los comicios no despejan la incógnita de si habrá Gobierno


Tras el veredicto de las urnas en España, la incógnita es ahora si el país tendrá por fin Gobierno. El resultado de las segundas elecciones en seis meses refuerza a Mariano Rajoy, a quien muchos daban por acabado en estos comicios,  pero en la nueva etapa en la que entró el país en diciembre, ser el más votado ya no es garantía de nada.       

"Reclamamos el derecho a gobernar porque hemos ganado las elecciones", proclamó Rajoy al reivindicar su victoria en la  medianoche ante miles de seguidores congregados ante el cuartel  general del conservador Partido Popular (PP) en Madrid.       

Los tiempos han cambiado en España con la sustitución del bipartidismo -la hegemonía de dos grandes partidos- por un  multipartidismo protagonizado por cuatro formaciones medianas. Y aunque puede ser importante ganar, lo imprescindible ahora es poder sumar y hacerse necesario. Rajoy, sin embargo, repite que hay que  dejar gobernar al más votado.       

Negociar es la única opción que ahora tiene el país para poder formar un Gobierno sin el que lleva seis meses. Prolongar la  ingobernabilidad hasta unas terceras elecciones antes de final de año dañaría aún más a la cuarta economía de la Unión Europea (UE) en  medio del terremoto del "Brexit" y cuando el desempleo, pese a haber  dejado atrás la crisis, sigue por encima del 20 por ciento y la deuda  es superior al 100 por ciento de su PIB.       

Los cuatro partidos que tienen en sus manos las llaves de distintas opciones de Gobierno -PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos- trazaron unos vetos tras las elecciones de diciembre que imposibilitaron la formación de Ejecutivo. No los han levantado  durante esta campaña electoral.       

El principal es que ninguno quiere a Rajoy. Ni el socialista Pedro Sánchez (PSOE) ni el izquierdista Pablo Iglesias (Podemos) ni el  liberal Albert Rivera (Ciudadanos). "Este partido se merece el  respeto de todos", les lanzó hoy el líder conservador desde el balcón  de su partido, harto de los reproches y las críticas que le hacen.       

Ciudadanos es el único que en campaña dejó la puerta abierta a  negociar con la formación conservadora, pero para hacerlo, Rivera  exigió la cabeza de Rajoy por los casos de corrupción en su partido  que no atajó y saltaron durante sus cuatro años de mandato.       

Haber aumentado escaños frente a las elecciones de diciembre -14 más- refuerza el liderazgo de Rajoy, pero el PP y el partido liberal  se han quedado a siete diputados de la mayoría absoluta, por lo que  si Rivera levantara su veto, tampoco tendrían nada que hacer si  el PSOE y Pedro Sánchez deciden cumplir su palabra de no permitir un  nuevo Gobierno de la formación conservadora.       

En la izquierda, Pedro Sánchez ha logrado resistir el embate de Podemos, al que todas las encuestas situaron erróneamente como referente de la izquierda a partir de estos comicios.       

Pero poco tiene el socialista que hacer si mantiene su rechazo a entrar en la gran coalición que Rajoy le ofreció sin éxito una y otra  vez tras los comicios de diciembre.       

El PSOE no solo sigue sin sumar con Podemos, sino que ahora los socialistas y los de Pablo Iglesias reúnen juntos menos escaños que  antes. La opción de un Gobierno de coalición de izquierdas sigue en  vía muerta a no ser que Ciudadanos lo permita mediante su voto a la  investidura del líder socialista o mediante la abstención. Pero el  veto del partido liberal a Podemos por su defensa de un referéndum de  autodeterminación en Cataluña parece improbable que desaparezca.       

Y si Sánchez y Rivera no lograron atraer el favor de Iglesias tras  cerrar su acuerdo de Gobierno e intentar en marzo la investidura del  socialista, no parece que lo puedan lograr ahora que ambos han  perdido diputados, en total 13.       

La conclusión es que la repetición de elecciones en España, aunque  ha traído cambios consigo, no ha dado lugar a los suficientes para  proclamar esta noche un desbloqueo de la situación.       

El país ha vuelto a la casilla en la que quedó el 20 de diciembre.  Y depende de la buena voluntad de cuatro líderes políticos para  volver al terreno de la gobernabilidad. 

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