“Favio, crónica de un director”: un recorrido por su historia personal, su obra y su pensamiento

Estructurado alrededor del audio de una entrevista que Alejandro Venturini hizo en 2011 con Favio -a la que se agregan fragmentos de otro diálogo de 2008 que el director de “El dependiente” mantuvo con José Martínez Suárez-, el documental hace un repaso de su vida a partir de testimonios de personalidades que trabajaron con él como el director Eliseo Subiela, el director de fotografía Juan José Stagnaro y los actores Edgardo Nieva y Graciela Borges.

Estructurado alrededor del audio de una entrevista que Alejandro Venturini hizo en 2011 con Favio -a la que se agregan fragmentos de otro diálogo de 2008 que el director de “El dependiente” mantuvo con José Martínez Suárez-, el documental hace un repaso de su vida a partir de testimonios de personalidades que trabajaron con él como el director Eliseo Subiela, el director de fotografía Juan José Stagnaro y los actores Edgardo Nieva y Graciela Borges.

“Todos hablan sobre él con un afecto y una emoción como creo pocas veces se habla de un artista, en un ambiente donde además los egos son muy grandes. Siempre mostraron un amor por Favio que es poco común de ver. Leonardo era una persona muy querida y, por lo que logré percibir, también los quería mucho a ellos. Era una persona muy sensible y demostrativa”, señaló Venturini.

Sin dudas, uno de los testimonios más emotivos y enriquecedores, por el nivel de información íntima y la forma cálida en que la expone, es el del cineasta Zuhair Jury, hermano mayor de Favio y autor del guión de varias de sus mejores películas, como “Crónica de un niño solo” (1964), “El romance del Aniceto y la Francisca” (1966), “El dependiente” (1969), “Juan Moreira” (1973), “Nazareno Cruz y el lobo” (1975) y “Soñar soñar” (1976).

Declarada de Interés Cultural de la Nación, la película cuenta con música original de Iván Wyszogrod y, además de hablar de su origen proletario, su difícil infancia en un reformatorio y sus primeros pasos en una formación artística autodidacta, se sumerge en el mundo íntimo y creativo de uno de los directores más influyentes del cine argentino, mostrando archivos inéditos y recreando episodios de su vida.

 “En el momento en que le hice la entrevista no había tomado conciencia del valor del material que tenía entre manos, estaba adelante del mejor director de la historia del cine argentino, a quien además admiraba muchísimo, y por eso estaba muy nervioso para darme cuenta de lo que él me estaba diciendo. Con el tiempo fui digiriendo el material, que me resultó muy inspirador”, recordó Venturini.

En diálogo con Télam, el realizador sostuvo que a partir de ese momento empezó a pensar en la idea de hacer un documental sobre Favio utilizando sólo sus palabras -en el filme sólo aparece en fotografías, pero no hablando-, “debido a la motivación que me generaron sus palabras, en las que expresaba su enorme pasión y amor por el cine”.

Venturini afirmó que en esa entrevista realizada un año antes de la muerte del autor de “Perón, sinfonía del sentimiento”, “de alguna forma estaba Leonardo Favio hablándole a un estudiante de cine, y creí que eso podía ser inspirador tanto para mi como para todos aquellos que estuvieran en el medio cinematográfico, porque era un mensaje que podía ser extensivo para otros jóvenes interesados en hacer películas”.

Como un homenaje, el filme destaca uno de los legados que, para Venturini, Favio dejó para la posteridad: “El esfuerzo necesario para convertirse en cineasta. Él decía que para convertirte en director, al cine lo tenés que amar y debés meterte en todos los recovecos posibles para aprenderlo. Ese es el mensaje más fuerte. Cuando investigué su figura entendí que fue un autodidacta talentoso, pero que había un enorme esfuerzo detrás de ese talento”.

Para Venturini, la omnipresencia de la voz de Favio en la película hacía innecesario mostrarlo hablando, porque “la intención era no distraer al espectador de lo que él estaba diciendo, sumado a que su voz es sumamente reconocible. Creo que lo que decía era mucho más contundente que lo que había por mirar, porque para mirar ya estaban los fragmentos de sus películas que incluimos en el documental”.

 @fotoD@ A partir de esa entrevista, que es casi como una clase magistral sobre la dirección cinematográfica y su relación con la música, la pintura y otras artes, “Favio, crónica de un director” busca echar luz sobre la visión que el propio realizador tenía del cine, haciendo un recorrido por su infancia en Luján de Cuyo (Mendoza), su incursión en el radioteatro, el arribo a Buenos Aires, su
pasión por la música y la enorme influencia que el Peronismo tuvo en su obra.

“Sus películas son algo muy propio, sólo pueden ocurrir en Argentina. En cuanto a su estética tan personal, creo que funcionó a modo de puente entre un cine de autor y otro con llegada popular. Pensá que fue un director que logró películas masivas como 'Nazareno Cruz y el lobo', que fue la más taquillera durante los últimos 40 años, pero sin perder nunca la calidad estética y técnica que tuvo desde su primera película”, opinó Venturini.

Y añadió que a esas características “se le sumaba un lenguaje cinematográfico bastante avanzado para la época, con cosas muy jugadas y sin antecedentes, recursos que no se habían usado hasta el momento”.

“Creo, por ejemplo, que no hay mejor película que refleje el sentimiento del amor como 'Nazareno', porque cuando uno está enamorado se vuelve muy bizarro. Si uno lo piensa en frío, él supo plasmar muy bien esas sensaciones a nivel estético. Creo que supo traducir de manera muy original al cine el sentimiento de enamoramiento”, señaló el director.

back to top