Miles de personas celebraron junto al Obelisco la victoria de la selección argentina

Miles de personas celebraron esta tarde junto al Obelisco la victoria de la selección argentina frente a su par de Australia por los octavos de final de mundial de Fútbol Qatar 2022, convirtiendo el centro de la Ciudad de Buenos Aires en una gran fiesta popular a la que se fueron sumando grupos de hinchas, amigos y familias de distintos barrios y también de localidades del conurbano bonaerense.

Incluso antes de que el equipo australiano anotase el descuento, numerosos hinchas ya se concentraban en el cruce de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, donde la Plaza de la República se convirtió en una marea celeste y blanca a través de las camisetas, banderas y elementos de cotillón que cada fanático vestía.

Con el final del partido, la concentración de hinchas se hizo tan numerosa que forzó al corte total del tránsito en la zona, incluido el metrobús.

Pochoclos, banderas de Argentina flameando, papelitos, serpentina, burbujas, pelucas, camisetas de la selección, decoraban el lugar.

Los bocinazos desde los autos que pasaban se hicieron presentes, junto a los bombos, y aplausos de los presentes.

Frente al obelisco con la camiseta de la selección y un gorro de bufón celeste y blanco, Santiago Bando, misionero, flameaba una bandera de 4 metros que confeccionó su novia.

“Vinimos la vez pasada, hoy y el viernes vamos a volver”, expresó el joven.

Mientras su novia Catalina, colombiana residente en el país hace 8 años, contó que lo acompaña “por amor” y destacó: “amo ver la pasión que tiene la gente con su país, y como me han acogido”.

No faltaron la venta ambulante de vuvuzelas, calcomanías de los jugadores de la selección, figuritas, remeras, gorros y vinchas.

Un Fiat 600 cortaba Cerrito y 9 de julio, con un gorro gigante en su techo, mientras que el público cantaba “Olee olee olee cada día te quiero más, vamos Argentina” y “el que no salta es un inglés”, mientras que en el aire podía verse un humo color celeste de las bengalas.

Con sus dos hijas, sobrina y esposa, Octavio Ramírez no terminó de ver el segundo tiempo, armó un mástil con la bandera y salió para el Obelisco.

“Salí de casa e iban dos a cero, no vi el final. Decore la camioneta con banderas, y estoy acá disfrutando y el viernes vuelvo con mi familia que es mi cábala”, comentó.

Banderas con la cara de Diego Maradona también se hicieron presentes entre las familias que bailaban, tomaban mate y cantaban.

En Tanto, en el barrio de Palermo una multitud celebró los dos goles de Argentina en la victoria frente a Australia en la plaza Seeber donde el Gobierno de la Ciudad montó dos pantallas gigantes para seguir los encuentros del mundial Qatar 2022.

Además de las pantallas, el parque contaba con mesas de pingball, metegol y juegos recreativos inspirados en la selección nacional, cuyos jugadores también estaban representados en gigantografías con las que los visitantes podían retratarse.

Antes del comienzo del partido los distintos grupos de visitantes se intentaban ubicar en los pocos espacios con sombra disponibles en el parque, que en general estaban en los laterales, lo que obligaba a los hinchas a elegir entre sufrir el sol de la tarde o ver solo una parte de la pantalla.

La gran mayoría de los hinchas llevaba distintos modelos de la camiseta de la selección argentina y aunque casi todas llevaban el 10 en la espalda bajo el apellido "Messi", también se veían la 9 de Julián Álvarez, la 11 de Ángel Di María y la 7 de Rodrigo De Paul. También era constante ver camisetas de otras selecciones y se escuchaban diversos idiomas.

La pequeña Lucía, de apenas 20 días de vida, vivió el partido en el pecho de su padre Gabriel, quien junto a su esposa Mariana migró desde Venezuela a la Argentina en 2018; los tres con camisetas celestes y blancas celebraron la victoria de la selección arengando durante todo el partido.

En diálogo con Télam, Gabriel contó: "Cuando llegamos con Mariana no teníamos mucho interés en el fútbol pero en la medida que empezamos a hacer amigos en Argentina comenzamos a entender y compartir esa pasión con la que viven ustedes esto, sabíamos que el nacimiento de Lucía iba a ser cerquita del mundial y los partidos de la fase de grupos los vimos en casa, pero charlamos con el pediatra y este que era tan importantes elegimos vivirlo junto a nuestros amigos argentinos acá".

Mariana, su esposa, añadió: "Lucía se pasó casi todo el partido durmiendo a pesar de los gritos y los saltos del papá, es muy lindo poder vivir estas alegrías con tanta gente y ya queremos que llegue el partido contra Países Bajos".

La plaza Seeber pareció sufrir un terremoto cuando la multitud tronó gritando el gol del Lionel Messi, festejo que incluyó abrazos entre desconocidos, besos apasionados, el revoleo al aire de gorros, remeras y otras indumentarias e incluso llantos.

Fabio, parte de un grupo de jóvenes amigos brasileños que están de vacaciones en Argentina, dijo a Télam: "Cuando sacamos los pasajes sabíamos que nos iba a tocar estar acá durante el Mundial, los partidos de Brasil los vimos en un bar con otros brasileños pero también vinimos a ver acá los partidos de Argentina contra México y Polonia; vinimos a apoyar a Argentina porque si alguien los tiene que sacar del Mundial somos nosotros y no un europeo".

"Nos estamos por volver a Brasil pero haber participado de estas fiestas cada vez que jugó Argentina fue una gran experiencia porque nos divertimos mucho y nos trataron muy bien; muchos amigos nos habían recomendado que visitemos este país y tenían razón", apuntó.

Y, completó: "Messi es un gran jugador y muchas cosas que hizo hoy contra Australia creo que solo las podría hacer Neymar, sería triste que se retire sin haber ganado un mundial".

El gol de Julián Álvarez relajó a todos los presentes en la plaza que se animaron distintos cantos futboleros hasta el descuento de Australia, que provocó murmullos y gestos de angustia durante varios minutos en los que ambos equipos intercambiaron situaciones de peligro, hasta que la multitud estalló en un festejo como el de un gol con la atajada de Martínez sobre el final del partido.

Los festejos de los jugadores argentinos en el campo de juego fueron celebrados por todos los presentes en la plaza Seeber que se desconcentró entonando distintos cánticos futboleros que eran acompañados por bocinazos de autos y colectivos.

Martín, un ferretero del barrio porteño de Barracas que cargaba con las reposeras y la conservadora que trajo para vivir el partido junto a su familia, dijo a Télam: "Para el Mundial pasado mis hijos eran muy chiquitos, en este ya juntan figuritas y son fanáticos de Messi y 'el Dibu', por eso con mi esposa decidimos traerlos el sábado pasado contra México y como ganamos estábamos condenados a volver por cábala".

"Se sufrió mucho, pero es una alegría enorme; este equipo se lo merece porque se nota que están dejando todo y poder vivirlo a través de la alegría y la ilusión de nuestros hijos es algo que no se puede comparar con nada", finalizó.

Mientras la multitud se desconcentraba, muchos grupos de hinchas que se subían a sus autos o a los colectivos se arengaban unos a otros para continuar la celebración en el Obelisco.

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