Clima de época (Por Gerardo Zampallo)
Lo echaron a Víctor Hugo de la radio. En las primeras horas del lunes 11 de enero, Radio Continental decidió rescindir “el vínculo que mantenía con Víctor Hugo Morales” alegando “reiterados incumplimientos contractuales que alteraron el normal desarrollo de las emisiones”. El conductor, que desde 1987 desarrollaba su trabajo en la AM590, tenía un contrato vigente hasta fines de este 2016. La emisora también dejó sin trabajo a Cynthia García, Adrián Stoppelman, Julián Capasso y Matías Canillán, sin aclarar los motivos de estos despidos.
Y aparecieron las voces cómplices, como suelen aparecerlas tristes expresiones que defienden las causas más miserables. Y estas voces dijeron que esto sólo fue “una decisión comercial”, que una empresa privada “puede hacer lo que quiere”, que “un grupo empresario tiene la libertad para contratar, echar o hacer lo que se les cante”, que “esto es el capitalismo” donde “se toma gente, se despide, se reincorpora (y) se suspende (personas)”. Se pretendió minimizar el hecho señalando la presunta fortuna personal del periodista: “es millonario, no le va a pasar nada”, dijeron. Señalaron que su programa tenía escaso rating, como si ése fuese el aval para impedir la realización de un programa a cargo de un periodista, al que se le había renovado el contrato hacía pocos meses. E, incluso, los medios defensores del republicanismo periodístico tildaron a este hecho como, simplemente, una “decisión desprolija”.
La acción de Radio Continental es grave.Y sucedió en tiempos no menos preocupantes. En poco más de un mes de gobierno, la gestión de Mauricio Macri se ocupó de impedir la continuidad de TODA la programación de la FM 93.7, Nacional Rock, justificando que “no tenía una programación de rock” sino “programas con contenido político”. En canal 7 y en la AM 870, Radio Nacional, el gobierno desplazó de sus programaciones a figuras centrales, como los miembros del programa 678 y otros, como Jorge Halperín, bajo el pretexto de “fomentar la pluralidad de voces”. La excusa es la revisión de los contratos buscando cuidar los fondos públicos. Pero se han atropellado los derechos de los trabajadores de prensa y se ha golpeado profundamente la libertad de expresión, como prácticamente no sucedió en las últimas décadas.
El clima de época es preocupante: el criterio de “cuidar los fondos públicos” sirve para justificar una supuesta “revisión de contratos” que en la práctica termina siendo una descarnada seguidilla de despidos en las oficinas públicas de Nación y Provincia de Buenos Aires. Desde los medios oficialistas y desde los gobiernos, se construyó el relato que señala que los despedidos “eran ñoquis” y que fueron correctamente desplazados porque “no iban a trabajar”. Pero cualquier análisis mínimamente serio destroza esos blandos argumentos.
Los medios de comunicación no la tienen fácil. Quienes no estén alineados con la simpatía republicana del gobierno de Cambiemos pueden sufrir la disminución de la pauta oficial de cada distrito gobernado por la alianza del PRO y la UCR. Empresarios con pretensiones gubernamentales han aprovechado este panorama para tener en vilo a periodistas, sin pagarles en tiempo y forma los sueldos. Al cierre de esta columna, los trabajadores del Grupo 23 estaban de paro, luchando por su trabajo.
Son tiempos difíciles para el periodismo. El despido de Víctor Hugo Morales es una fuerte señal para los periodistas que se desempeñan en otros ámbitos, menores a los del conductor uruguayo. Su expulsión de Radio Continental lleva implícita la idea de alinearse a los intereses de los grandes medios, que son los intereses del Gobierno. No son tiempos para tibios. Esta batalla por la libertad de expresión recién comienza. Y tal vez, ningún medio de comunicación te lo vaya a mostrar.