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Impuestos, paritarias y las propuestas del PRO (Por Julián Denaro)

La inequidad existe desde tiempos inmemoriales. Aún desde mucho antes que Karl Marx describa las falencias que conlleva el sistema capitalista de producción, a mediados del siglo XIX, la acumulación de poder en grupos favorecidos siempre ocasionó elevados niveles de pobreza creciente en la mayoría del pueblo. El acierto de Marx fue pronosticar que estas relaciones de poder empeorarían para los pueblos en la medida que se produzca una concentración infinita de riqueza en esos grupos minúsculos que procuran manejar los recursos naturales y los factores productivos del planeta entero para asegurar su exclusivo beneficio, ampliando la brecha entre ricos y pobres hasta niveles inaceptables.

Previo a la Revolución Francesa de 1789, sólo 400.000 personas que conformaban el poder de los grandes terratenientes y la iglesia asociados al poder militar, manejaban la riqueza de toda la Nación, no pagaban impuestos y realizaban fiestas lujosas y extravagantes. Pero mientras que la nobleza, el clero y la monarquía vivían dándole la espalda al pueblo, había 23 millones de franceses sumidos en el hambre y la pobreza extrema, que sí pagaban impuestos y vivían en la eterna postergación. El pueblo reclamó de manera urgente una Constitución que reivindique sus derechos, y la Declaración del Hombre y los Derechos Humanos de ese mismo año se erige como un hito.

Juan Domingo Perón le dijo textualmente a Don Julio González, durante su exilio en Madrid, en 1969, que “la economía libre no existía ni había existido nunca. Que la economía es siempre dirigida: o la dirige el Estado para lograr la grandeza de una Nación y el bienestar general y felicidad de los pueblos; o la dirigen las empresas multinacionales financieras para conseguir la destrucción de las Naciones y la esclavitud y desdicha de sus habitantes”. David Ricardo había anticipado en su obra de 1817 que la determinación de las leyes que rigen la distribución de la riqueza es el problema primordial de la Economía Política.

Ha quedado claro que si el Estado no regula, ocurre que en cada disputa, y en todas las disputas, siempre salen favorecidos esos pocos que son los que mayor poder tienen, perjudicando al pueblo entero. Entonces, es el Estado que debe intervenir y que debe conducir a la Economía redistribuyendo riqueza y garantizando derechos. John Maynard Keynes, durante las décadas de 1920 y 1930, demostró suficientemente que es el Estado el que debe efectuar un Gasto que conduzca a incrementar el nivel de actividad hasta lograr el Pleno Empleo. En Argentina, Juan Domingo Perón lo hizo realidad efectiva durante su Presidencia desde 1946 hasta 1955, año en que fue derrocado por las Fuerzas Militares del País que estaban siendo comandadas desde el exterior por parte del Poder del Imperialismo, aliado con sectores de poder concentrado dentro de nuestras fronteras, como los grandes terratenientes, la oligarquía heredera de viejas conquistas, el sistema financiero y los dueños de los medios de comunicación, que jamás gustaron de un gobierno que distribuya riqueza.

Se expondrá aquí la fundamentación de que luego de la destrucción que dejó a la Argentina hacia el 2001 al borde de la disolución, con un desempleo de cerca del 30%, con una pobreza de más del 50% y un endeudamiento de más del 150%, las Políticas Económicas comandadas por el Estado desde el 2003, han sido diseñadas con vistas a mejorar la distribución de la riqueza y mejorar el nivel de vida del pueblo argentino, por lo cual también, debió y debe enfrentarse a los mismos sectores de poder concentrado, multinacional, nacional y extranjero, que disgustan de perder el manejo del poder.

El Gasto del Estado está compuesto, como sugirió Keynes, por Obra Pública generadora de Empleo que además promueve un desarrollo industrial, tecnológico y científico, de modo de agregar valor en el cambio de los productos elaborados dentro del País. Tal como lo hiciera Perón con las 76000 obras que constituyeron sus Planes Quinquenales y que llevaron al Pleno Empleo. Pero asimismo, el Presupuesto de Gasto del Estado debe estar conformado por todas aquellas erogaciones que sirvan, por un lado, para mantener la estructura del Estado mismo, y por otro lado, por la Inversión Social necesaria para mejorar el nivel de vida de los habitantes de la Nación, así como las asignaciones que colaboren para sanear la pobreza, en orden con brindar mayores oportunidades que amplíen la inclusión al sistema de aquellos sectores vulnerables que se encuentran desprotegidos y marginados.

El Gasto Total del Estado, entonces, se halla comprendido por los 5 conjuntos que se detallan a continuación. Los Servicios Sociales, abarcan la Seguridad Social que incluye Jubilaciones, Educación y Cultura, Salud, Trabajo, Promoción y Asistencia Social, Ciencia y Técnica, Agua Potable y Alcantarillado, Vivienda y Urbanismo. Luego, los Servicios Económicos son el Gasto en Transporte, Industria, Comunicaciones, Agricultura, Comercio, Turismo, Energía, Combustible y Minería, Ecología y Medio Ambiente, Seguros y Finanzas. Los tres conjuntos que completan el cuadro son Administración Gubernamental, Defensa y Seguridad, y Deuda Pública.

La cuestión es que para financiar el Gasto, el Estado debe recaudar. Dicha recaudación proviene en un 75% del nivel de actividad del País. Vale decir: Impuestos al Consumo, Impuestos a las Ganancias y Aportes y Contribuciones, es decir, aportes previsionales descontados de los salarios y aportes patronales efectuados por las empresas que emplean trabajo. En el restante 25%, por su parte, cobran un papel altamente significativo los Derechos de Importación y Derechos de Exportación, que dicho en criollo, son Aranceles a las Importaciones y Retenciones a las Exportaciones.

El punto aquí a destacar, tomando como eje la necesidad de que el Estado mejore la distribución de la riqueza y con ello genere un restablecimiento de las condiciones de vida de los sectores menos favorecidos de la población, es la distinción entre impuestos progresivos e impuestos regresivos. Los Impuestos Progresivos son aquellos en los que más paga el que más gana. Claramente, el ejemplo de Impuestos progresivos es el Impuesto a las Ganancias, ya que más paga el que más gana. Mientras que los Impuestos Regresivos son aquellos que más sufren los que menos tienen. El caso aquí es el del Impuesto al Consumo, ya que lo padecen más los que menos tienen. Sea el caso de dos personas haciendo la cola en la caja del supermercado con el mismo paquete de yerba mate. Ambos pagan el mismo IVA, pero si uno gana 30000 pesos por mes y el otro sólo 5000, éste último será el que más siente el peso del impuesto. Además, en la caja del supermercado no piden recibo de sueldo para verificar si la persona está en condiciones de pagar o no el IVA, es decir, el IVA no tiene mínimo no imponible, ya que lo pagan todos.

Presentada ésta cuestión, se deduce que sería conveniente ampliar el peso de los impuestos progresivos y reducir el peso de los impuestos regresivos. En la actualidad, el Estado recauda un 30% de Impuestos al Consumo y 20% de Ganancias, lo que da cuenta de una estructura tributaria bastante regresiva. Sin embargo, el planteo proveniente de los medios de comunicación es que debe sacarse el impuesto al salario y/o elevarse el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias.

Pues bien, curiosamente, si ocurriera eso de elevar el mínimo no imponible de Impuesto a las Ganancias y exceptuar del pago de dicho Impuesto a los trabajadores que pagan, lo que ocurriría es que el Estado recaudaría aún menos de éste impuesto, disminuyendo su participación en el total y entonces haciendo aún más regresiva la estructura tributaria del país. Véase que si el 50% proviene de Consumo y Ganancias, y acusamos por regresivo que el 30% sea Consumo y 20% Ganancias, entonces qué deberíamos decir si Ganancias se reduce al 15%, incrementándose Consumo al 35%!!! Sería todavía más regresiva! Y además el Estado no tendría el suficiente financiamiento para su Inversión Social…

Bueno, primeramente, en la propuesta que se intenta presentar, habría que cambiar el nombre de Ganancias por Ingresos, para que se llame “Impuestos a los Ingresos”. De ésta forma no chocaría que los asalariados paguen este impuesto, ya que el salario no es ganancia. Pero precisamente ésta cuestión permite avanzar sobre varias cuestiones que están orientadas a mejorar la distribución de los ingresos y con ello transformar en menos regresiva la estructura tributaria del País. De hecho, así como todo el mundo paga IVA, puede considerarse que, en una escala razonable, justa y basada en la equidad, todo el mundo pague un porcentaje equilibrado de Impuestos a sus Ingresos.

Véase que por tratarse de un impuesto progresivo, debe considerarse un impuesto redistributivo, ya que los que mejor posicionados están en la sociedad, están colaborando a financiar Gasto del Estado orientado a mejorar las condiciones de vida de todos. Es pensable entonces que por tratarse de un impuesto redistributivo, todo el mundo con ingresos debería pagarlo, en una escala rediseñada luego de un debate público, serio y responsable, porque contribuye a la financiación de todas las políticas públicas que favorecen a todos.

<< Capitanich: "Es filosófica e ideológicamente necesario cobrar Ganancias"

Los impuestos a las ganancias, o bien, a los altos ingresos, son impuestos progresivos. Vale decir, más paga el que más tiene. Por el contrario, los impuestos regresivos son aquellos que más sufre el que menos tiene, como el impuesto al consumo. En conclusión, si lo que desea la moción zurda es mejorar las reglas que determinan la distribución de la riqueza, habría que fortalecer los impuestos progresivos y disminuir los regresivos. Se deduce, por tanto, que lo que pregonan los que proponen este paro están siendo funcionales a la derecha, que significa que son funcionales a los dueños del poder económico del país, que no le interesa compartirlo con la clase trabajadora y la clase media en general. Finalmente, sería muy interesante debatir éstas cuestiones pero desligados de los titulares impuestos por los que sólo quieren hacerle un daño al pueblo argentino. Hay que informarse, nutrirse de las herramientas que permitan impulsar el pensamiento y así cultivar la conciencia del pueblo, para que no sea preso de repetir sin entender los titulares de los noticieros y los periódicos >>

El punto, siguiendo la lógica, es que podría considerarse un error que sólo pague el diez por ciento de la clase trabajadora ya que, por tratarse de un impuesto progresivo (que más paga el que más gana) deberían pagarlo todos. Nadie se queja del impuesto al consumo que es regresivo (que más lo sufre el que menos tiene), ni nadie se queja de los descuentos que efectúan los sindicatos, y tampoco es justo que los que más ganan no contribuyan con las mayorías que ganan menos y con la lucha contra la pobreza. Precisamente, para que las paritarias, las asignaciones, los incrementos jubilatorios y los subsidios sigan siendo exitosos, se precisa de una adecuada financiación.

Consecuentemente, corresponde un debate público, serio y responsable en el que se rediseñe la escala de relación ingreso - impuesto, en el que tienen que estar todos presentes y debe poder verse por televisión por todo el mundo. Debe plantearse la necesidad de que junto con el descuento previsional y de obra social, todos los trabajadores paguen un impuesto a los ingresos que financie el Gasto Social del Estado, que sirve para incrementar el nivel de actividad, financiar las políticas sociales redistributivas y combatir la pobreza. Piénsese en la cuenta de cuánto aumentaría la recaudación del Estado si todos los que ganan menos de 15000 pesos (actual mínimo no imponible) aportaran alrededor de un 3% (sueldo de 5000 aporta 150, sueldo de 10000 aporta 300 y así sucesivamente y con escala creciente a partir de 15000). Ésto aumentaría la recaudación del estado en cerca de 4 mil millones de pesos por mes (50 mil millones al año), transformando la estructura tributaria en más progresiva, y por ende más justa y equilibrada.

Además, la gente en su mayoría, considera su salario según lo que recibe acreditado en su cuenta bancaria los primeros días del mes. De hecho, esto de hablar de las deducciones impositivas lo empezaron a motorizar por los medios de comunicación cuando, justamente, los que más ganan ni se toman la molestia de preguntarse por el detalle de las deducciones que transforman su salario bruto en neto. Será acaso que los que quieren sacar los Impuestos a las Ganancias están diciendo que prefieren desfinanciar al Estado y bajar las jubilaciones, las asignaciones y la obra pública? O quieren volver al endeudamiento tal vez?

No es una pregunta inocente claro…

Es que los mismos que están diciendo que hay que sacar el impuesto a las ganancias, también dicen que hay que abrir las importaciones, eliminar los aranceles, quitar las paritarias, liberar la extracción de divisas del país, sacar las retenciones a las exportaciones, y quitar las asignaciones. Mauricio Macri dice que cuando sea presidente llevará adelante estas siete cuestiones. Con una sola de éstas alcanza para destruir el país, así que describamos las consecuencias de las siete!

1)      Si se sacan los impuestos a las ganancias ya se advirtió acerca de la mayor regresividad tributaria, o sea que los impuestos más lo sufran los que menos tienen, pero también se estaría desfinanciando al Estado, por lo que las partidas asignadas a jubilaciones, asignaciones sociales y obra pública se verían reducidas. Consecuencia: bajarían las jubilaciones, la asignación universal por hijo, los subsidios y los incrementos salariales. Eso reduciría los niveles de consumo y de actividad económica, entonces aumentaría el desempleo y se reduciría la recaudación del Estado proveniente de Impuestos al Consumo, Impuestos a las Ganancias y Aportes y Contribuciones. Al reducirse la recaudación, no quedaría otra que el AJUSTE, es decir, recortar el Gasto del Estado dirigido a expandir la actividad, lo que se traduce en una nueva reducción de la actividad, el empleo y la recaudación en una espiral recesiva altamente peligrosa.

2)      Si se abren las importaciones, productos de bajo costo provenientes del exterior podrían destruir ciertas ramas de la Industria Argentina, que quedaría desprotegida frente a aquellas mercancías que se podrían importar de otros países que los producen con menor costo relativo.

Téngase presente cuán difícil es el proceso de industrialización sustitutiva de importaciones, y véase que en muchas ocasiones, insumos (bienes intermedios) y productos industriales diversos son importados en vez de lanzar y estimular su elaboración interna. Entonces, con lo que cuesta incentivar la producción interna de ciertas ramas de la industria, imagínense entonces si se abren con total libertad las importaciones!! Pero además, si se liberan las importaciones de bienes que nuestro país elabora, además de desproteger a nuestra Industria y por ende perjudicar a la industria y al empleo, la Balanza Comercial de nuestro país se vería dañada. Sabiendo que el Superávit Comercial, es decir, que las Exportaciones sean mayores a las Importaciones, es una condición que indica que entra más dinero al país que el que sale, piénsese qué ocurriría si se incentivaran las Importaciones en detrimento del Compre Nacional !! Sí sí, disminuiría el nivel de actividad, se dañaría profundamente a la Industria y al Empleo Argentino, aumentaría el Desempleo y además el País perdería financiación al deteriorarse la Balanza Comercial.

3)      Los aranceles a las importaciones se vuelven una importante herramienta para cuidar la Balanza Comercial, al encarecer las importaciones de aquellos bienes que compiten con la Industria Doméstica. Si se sacasen los Aranceles a las Importaciones, veríamos consecuencias parecidas a lo descripto previamente en la apertura total de Importaciones descripta en el punto anterior. Empero, hay un tema de suma actualidad para abordar con cuidado: los Aranceles a las Importaciones de Turismo, que en la jerga se conocen como Impuestos al Turismo en el Exterior.        

En los últimos años, el dólar subió a menor velocidad que los precios y salarios, por cuanto que el dólar se abarató medido en términos de salario. Véase que en el 2007, un sueldo de 3000 pesos podía comprar 1000 dólares al Tipo de Cambio igual a 3. Luego, hacia el 2012, un salario que se vió incrementado de 3000 a 10000 pesos pudo comprar 2000 dólares al cambio de 5 pesos. Y hacia el 2015, el mismo empleado que cobraba 3000 en el 2007 y cobraba 10000 en 2007, cobra 20000 pesos, con lo que puede comprar 2500 dólares al cambio oficial de 8 pesos. Entonces, vemos que el mismo salario puede comprar cada vez más dólares, con lo que el dólar es cada vez más barato medido en términos de salario. La consecuencia obvia es que de ésta forma se abaratan las importaciones, y por ello requieren de una intervención del Estado que las encarezca, porque si no se importaría todo y se destruiría la Industria Nacional. Efectivamente, para el Turismo se ha verificado así, pero con comportamientos no tan similares a los relacionados con la industria textil, el calzado o los electrodomésticos. En éstos últimos rubros mencionados, cuando los aranceles encarecen las importaciones, la gente compra los productos nacionales, dejando de importar. Pero para el caso del Turismo no es así, cuando los aranceles encarecen el Turismo en el Exterior, la gente viaja igual, característica que se ha verificado en los últimos dos veranos 2014 y 2015, en los que los aranceles al Turismo en el exterior no impidieron batir marcas históricas de turismo argentino en el exterior. Destácase que no ocurrió eso porque disminuyó el Turismo dentro del País, sino que éste aumentó, verificándose ocupación hotelera plena en todas las regiones tan hermosas y tan variadas en términos paisajísticos, culturales, gastronómicos y demás. Y, de nuevo, habiéndose desarrollado una destacada inversión pública y privada en ampliación de la capacidad receptiva para el Turismo en la tan grande, rica, bella y diversa Argentina.

Los Impuestos al Turismo en el Exterior vienen aquí a cumplir varias funciones. Por un lado, evitar que viajar al exterior, como Brasil o el Caribe, sea más barato que viajar por Argentina, y de éste modo proteger al Turismo Interno. Por otro lado, incrementar la financiación del Estado de una manera recontra progresiva, ya que los que pagan éste impuesto son los sectores de la población que mejor posicionados están en términos económicos, justamente porque los que viajan al exterior son los que más plata tienen. No es justo acaso que la mitad que más plata tiene, colabore para financiar políticas de desarrollo, políticas distributivas y políticas paliativas, y más viendo que no dejaron de viajar por el encarecimiento sufrido por los aranceles?

Bueno, Mauricio Macri quiere sacar los Impuestos al Turismo en el Exterior. O sea que quiere hacer más regresiva la estructura tributaria, quiere quitarle financiación al País, quiere quitarle competitividad al Turismo Interno y quiere que baje el empleo vinculado a la Industria del Turismo, que ha crecido como nunca antes en los últimos años, desarrollándose infinidad de empresas que se ponen en funcionamiento para la recepción tanto de Turismo Local como de Turismo Extranjero. Véase el desarrollo de gastronomía, hotelería, pavimentación de rutas, instalaciones diversas para asistir a miradores o playas, guías turísticos, ampliación de los destinos aéreos y puesta a disposición de aviones y medios de transporte, etcétera.

4)      Las Paritarias o Ley de Convenios Colectivos de Trabajo han generado un incremento salarial por encima de la inflación todos los años desde el 2003, mejorando el poder adquisitivo de la clase trabajadora. Las paritarias significan que las negociaciones por incrementos salariales que se realizan entre los sindicatos que protegen a los trabajadores y las patronales que representan a las empresas, son mediadas por el poder del Estado, hasta arribar a un acuerdo que se eleva hasta adquirir la fuerza de la Ley. Así, nadie pude pagar menos que ese incremento, y se ha verificado que todos los años en los que se empleó, los salarios subieron más que los precios, cosa que se ve en los restaurantes llenos todos los días, en los records de turismo tanto en vacaciones como en los fines de semana largos, en el incremento en el consumo de indumentaria y también de artículos de lujo. Si se sacaran las paritarias, lo más probable es que ésta regla de aumento de poder adquisitivo no se mantenga, los restaurantes dejen de estar llenos, cada vez se viaje menos, el consumo se reduzca, y entonces todos los puestos de trabajo ligados a la actividad también reduzcan su tamaño, aumentando el desempleo y reduciendo a su vez la recaudación del Estado que proviene de Impuestos al Consumo, Impuestos a las Ganancias y Aportes y Contribuciones, acorralando financieramente al Estado y forzándolo a un AJUSTE. Ah, si, es verdad, lo que dicen es que sin paritarias va a bajar la inflación, pero la realidad mostró que con paritarias nunca la inflación subió por encima del 20, 30 o 40%, en cambio hubo momentos que sin paritarias la inflación superó el 2000, 3000 y 4000%!!! (se aclara que el escritor revisó bien los ceros). Un detalle por destacar, es que sólo hubo paritarias durante los gobiernos de Perón (1946-1955 y 1973-1976) y del Kirchnerismo (2003 en adelante).

5)      Macri anunció que liberaría la extracción de divisas del país, que en sus palabras es “sacar el Cepo al Dólar”. Aquí nos enfrentamos con un problema estructural de nuestro país.

Por un lado, el Superávit Comercial generado porque las Exportaciones son mayores que las Importaciones, se traduce en un importante ingreso de divisas. Pero existen otros rubros en donde se produce un importante drenaje de divisas hacia el exterior. El retiro de Utilidades de empresas extranjeras operando en nuestro país siempre ocasionó un déficit de varios miles de millones por año, aunque dicho drenaje se redujo a partir de las Nacionalizaciones de los Fondos Previsionales, Servicio de Agua Potable, Servicio de Gas, Aerolíneas Argentinas e YPF. Luego, el pago de intereses y capital de la Deuda Externa creada y multiplicada desde 1976 hasta el 2001, también constituye un drenaje constante. Pero también existe una fuga de divisas efectuada por los sectores de poder concentrado, la oligarquía, las empresas multinacionales, las grandes corporaciones agroexportadoras y el sector financiero. Si no se viera limitada la extracción de divisas del país, cualquier Superávit Comercial, por más abultado que fuera, sería incapaz de compensar los millones de dólares que retirarían éstos sectores. Por lo tanto, Mauricio Macri, usted está mostrando que lo que pretende es que tanto usted como sus amigos del poder fáctico nacional y trasnacional, tengan la libertad para especular financieramente con la riqueza generada por nuestro pueblo, sin importarle la consecuencia que esto ocasionaría. El déficit de divisas ocasionado pondría al país de nuevo en la necesidad de volver al endeudamiento para cubrir el déficit. Así, las conquistas vinculadas al desendeudamiento que ha tenido el país desde el 2005, desde más del 150% del producto a menos del 30%, y el incremento de las reservas del Banco Central hasta niveles históricos, serían aniquiladas por usted Mauricio Macri. Sépase que si aumenta el endeudamiento, aumentan los condicionamientos de Política Económica por parte de los Acreedores Extranjeros, pero además se incrementan las partidas presupuestarias asignadas al pago de deuda. Así, se ven reducidas las partidas presupuestarias que se asignan a Políticas Sociales, Redistributivas y de Incentivo a la Actividad, con lo que se vuelve al AJUSTE.

6)      Macri quiere sacar las Retenciones a las Exportaciones. Si se sacasen las Retenciones a las Exportaciones, el exportador cobraría el total del precio internacional, con lo que se produciría un encarecimiento de los alimentos hacia el interior del País. Si el precio internacional de la carne es de 150 pesos, cuando el exportador, que es también acopiador, vende al mercado interno lo haría a 150 pesos de no existir las Retenciones. En cambio, si las Retenciones son del 40%, 60 pesos de lo que ingresa por exportaciones se lo queda el Estado Argentino, y entonces el exportador recibe 90 pesos, con lo que el precio al mercado interno baja de 150 a 90 pesos. En resumen, si se sacan las Retenciones, aumentaría el Costo de Vida de las familias argentinas y el costo en la mesa de los argentinos sería a valores de mercado internacional, cuando Argentina es uno de los cinco productores de alimentos más importantes del mundo. Pero además se privaría al Estado de recaudar lo que constituye cerca de un 10% de su recaudación total, lo que produciría un desfinanciamiento cuyas consecuencias ya fueron advertidas en éste artículo.

7)      Mauricio Macri propone reducir el Gasto del Gobierno asignado a Transferencias a los Sectores Marginados porque argumenta que es un Gasto que el Estado no tiene razón para hacer. No se pueden sacar las asignaciones y subsidios por dos motivos. Por un lado, el más urgente, porque un importante porcentaje de personas con menores posibilidades, caería inmediatamente en la pobreza, perdiendo derechos y dignidad, y el Estado sería de ese modo cómplice en la trágica situación de personas, de seres humanos igual que somos todos. Luego, la contracción del consumo que generaría la reducción de poder de compra de todos los que "no ofrecen una contraprestación", reduciría el nivel de actividad y achicaría la recaudación del Estado proveniente de Impuestos al Consumo e Impuesto a las Ganancias, ocasionando además un problema fiscal que redundaría en una limitación para el Gasto Social, lo que a su vez vuelve a redundar en una contracción del nivel de actividad. En resumen, desde los puntos de vista moral, humano, económico e ideológico, no pueden sacarse las asignaciones, subsidios y demás Transferencias que buscan alivianar la vida de los sectores carenciados, así como incrementar el Consumo, ya que todo lo que se asigna a los sectores de menores recursos, se vuelve enteramente en Consumo que impulsa los niveles de actividad y empleo, y entonces incrementa de nuevo la recaudación del Estado y se mejora el nivel de vida de todos los Argentinos en un efecto multiplicador.

Por último, cabe destacar que una estructura de funcionamiento económico que esté regida por los principios de equidad distributiva, haría recaer el pago de los impuestos que corresponden a los grandes poderes económicos de empresas multinacionales que sólo sirven al sistema financiero. Para ésto, la actual presidente de la Nación propuso, entre otras cosas, la democratización de la justicia, cosa que fue votada en el Congreso de la Nación, aprobada por ambas cámaras, de diputados y de senadores, y fue elevada al rango de Ley. Sin embargo, ésta Ley tan democráticamente promulgada por los representantes del pueblo elegidos en votación libre y universal, de modo democrático, fué anulada por la propia "familia judicial" acusándola de anticonstitucional...!!!!!!!!

Con todo lo visto hasta aquí, se puede apreciar con claridad que en las próximas elecciones se está eligiendo el rumbo del País. Si se continúa en la lucha tan dura pero tan reconfortante de seguir mejorando el nivel de vida de nuestro pueblo, combatiendo la pobreza, reduciendo la Deuda Externa, ampliando los acuerdos internacionales con Socios Estratégicos como Rusia y China que otorguen beneficios productivos, tecnológicos y financieros, pero peleando contra los poderes concentrados del mundo que les gustaría que los países de Latinoamérica estén desprovistos de desarrollo para poder extraer toda su riqueza libremente y además utilizarlos como lugares de Turismo barato y como mercados para desarrollar el enriquecimiento ilegal vinculado al narcotráfico y la prostitución. O se vuelve a la desaparición del Estado, al endeudamiento que sólo enriquece a esos sectores de poder concentrado que se lo hacen pagar al pueblo, y se cede ante los deseos de los grandes poderes del sector financiero multinacional que otorga jugosas comisiones a los políticos que acuerdan con ellos, a los medios de comunicación que ellos manejan y a los grupos de la oligarquía tradicional que prefieren el enriquecimiento fácil en vez de trabajar como las mayorías, que son sus iguales en derechos.

abril de 2015

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JULIÁN DENARO (1976) es Profesor Adjunto en la Universidad de Buenos Aires, Universidad de Belgrano, Universidades Nacionales del Oeste y de La Matanza, es autor de las obras “LOS PROBLEMAS DE LA MACROECONOMÍA” publicada en 2008, “LOS OBJETIVOS DE LA MICROECONOMÍA” publicada en 2013, “ECONOMÍA POLÍTICA CON JUSTICIA SOCIAL” publicada en 2013 y “MACROECONOMÍA PARA EL CRECIMIENTO INCLUSIVO” publicada en 2015. Dicta conferencias y cursos para Graduados, está próximo a publicar su quinto libro y es estudiante avanzado de la Licenciatura en Psicología en la Universidad de Buenos Aires.

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