Alcaldesas de Europa piden en el Vaticano por los refugiados
Las alcaldesas de Roma, Madrid y Barcelona pidieron hoy en el Vaticano "soluciones creíbles" para hacer frente a una crisis migratoria que ha generado un "cementerio en el Mar Mediterráneo" y destacaron que "la acogida a la población refugiada es la posibilidad de hacer una unión más duradera y más fuerte".
"Este encuentro es la confirmación del gran rol de Francisco durante su pontificado en temas sociales, y pone en el centro de nuestra atención una emergencia de carácter humanitario", aseguró la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, al inaugurar el simposio "Europa: los refugiados son nuestros hermanos y hermanas".
Más de 50 jefes comunales de Viejo Continente participan del evento de dos días, al cual el Pontífice dará un mensaje.
"Los alcaldes somos los primeros en sentir este fenómeno de la migración. Debemos trabajar juntos para encontrar soluciones que sean creíbles, ya que nuestras ciudades parecen ser enclaves cerrados en su egoísmo", dijo Raggi.
"Nos encontramos frente a los efectos de granes flujos migratorios, para los que debemos garantizar un techo, calor humano a todas estas personas: cerrarse ofende nuestra dignidad como alcaldes y como personas", agregó Raggi durante la conferencia en la Casina Pío IV del Vaticano.
En ese marco la alcaldesa alertó sobre posible "guerra entre pobres" por enfrentamientos entre los inmigrantes y las personas que viven en la periferia.
"Tenemos un deber de solidaridad moral con nuestros hermanos y hermanas refugiados. Nuestras ciudades son el punto de arribo de muchos que huyen de guerras pero no solo, sino porque nosotros alguna vez pudimos haberlos obligado a huir", ensayó a modo de autocrítica europea.
Más de 1,3 millones de refugiados o migrantes llegaron a Europa por mar y de manera clandestina desde 2015, la mayoría de ellos escapando de la guerra en Siria, Irak o Afganistán. Más de 4.700 murieron ahogados al naufragar las precarias embarcaciones en las que realizan la peligrosa travesía, según la ONU.
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, planteó que "la regulación legal de la migración es desventurada porque causa pesar, dolor, inconvenientes y gastos inútiles y absurdos. Cuando las regulaciones son absolutamente antinaturales y no contemplan la realidad del ser humano, los fracasos son extraordinarios".
"Nos tenemos que rebelar por el cementerio en el que se ha convertido el Mediterráneo", planteó.
En ese marco, Carmena aseguró que "la regulación lleva a la muerte civil de millones de personas; hay una muerte legal simplemente por lo que significa ser sin papeles".
En un llamado coincidente al pedido de Raggi, la alcaldesa de la capital española afirmó que "hay que empoderar al poder local para que podamos conceder autorizaciones para trabajar a los refugiados".
La jefa comunal de Barcelona, Ada Colau, planteó su "indignación por las políticas europeas en materia de inmigración en las que no nos reconocemos".
"No podemos acostumbrarnos al horror porque, si no, estaremos perdidos. Es intolerable que veamos cómo se acumulan casi 5.000 muertos en un año en el cementerio del Mediterráneo", criticó.
En ese marco, apuntó tanto contra "una Europa cuya única obsesión parece que sea fortificar sus fronteras" como contra "una comunidad internacional que mira hacia otro lado ante crímenes de guerra o violaciones sistemáticas de los derechos humanos que sufren nuestros hermanos en Siria o países aún más invisibles que Siria".
"No a una política europea de bunkerización. Mientras se siga bloqueando la llegada de refugiados y nos neguemos a aceptar las cotas de reubicación, esta crisis no se va a detener. El siglo XXI está y estará marcado por grandes desplazamientos de población", planteó Colau en la primera tanda de intervenciones en el que mañana participará el papa Francisco,
"Nuestro dilema debe ser si acogerlos bien o mal. Acogerlos es un imperativo que no depende de nosotros", afirmó.
"Los migrantes son apenas el 0.2% de Europa. Los que hablan de la migración como aluviones están mintiendo", criticó antes de denunciar a la Liga Norte italiana y a la líder ultraderechista francesa, Marine Le Pen.
"¿Cómo se entiende que Europa con sus recursos vaya diciendo al mundo que no puede acoger? Es imperdonable e inaceptable", denunció Colau.
"O los acogemos o acogemos el racismo y las nuevas formas de nazismo que amenazan la idea originaria de Europa. Está en juego el proyecto de una UE como antídoto contra los totalitarismos", analizó la jefa comunal.