A 43 años de la 'masacre de Ezeiza', Dante Gullo recuerda cómo "un día de esperanza se transformó en tragedia"

El ex diputado nacional Juan Carlos Dante Gullo vivió el frustrado reencuentro de Perón con su pueblo tras 18 años de exilio como "un día de esperanza que se transformó en tragedia" por los enfrentamientos que se desataron en Ezeiza y que dejaron decenas de muertos y cientos de heridos, al cumplirse el lunes 43 años de la histórica concentración calculada en dos millones de personas que aguardaban el regreso de Perón.

Quien fuera dirigente de la Juventud Peronista aquel 20 de junio de 1973, viajó en el helicóptero que desde Casa de Gobierno se dirigió hasta el aeropuerto de Ezeiza para recibir al general Perón, junto con Héctor Cámpora (hijo), a cargo de la secretaría general de la presidencia.

Al sobrevolar el cruce de la autopista Ricchieri con la ruta 205, sobre el puente del Trébol, donde estaba preparado el escenario, Gullo pudo ver imágenes que le produjeron "una impresión fabulosa que reflejaba un pueblo movilizado llegando desde todo el país".

"En el aeropuerto esperaba a Perón una comitiva encabezada por el ex vicepresidente Vicente Solano Lima, los ex gobernadores Oscar Bidegain, Ricardo Obregón Cano y otros funcionarios designados por el general", evocó en diálogo con Télam.

Los rumores de los enfrentamientos por un lugar en el escenario habían comenzado y se confirmaron con el correr de las horas.

La llegada de Perón a Ezeiza estaba prevista para las 16.30 y alrededor de dos horas antes, los grupos de izquierda, entre ellos la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, se aproximaron al palco desde donde los primeros disparos partieron.

"Llegan más noticias alarmantes y en una reunión que mantuvimos con Solano Lima, Esteban Righi (ex ministro del Interior), Cámpora (hijo), y Juan Abal Medina, se decide que Perón aterrice en Morón en vez de hacerlo en Ezeiza", agregó Gullo.

Los rumores de que en el hotel del Aeropuerto había grupos armados, hicieron que Righi, Gullo y el por entonces subjefe de la policía provincial, Julio Troxler se trasladaran hacia el hotel.
"Fuimos al cuarto donde estaban Osinde, Norma Kennedy y les reprochamos la locura que estaban cometiendo, pero la masacre ya se había consumado", subrayó Gullo al lamentar que "un día que era de esperanza abierta para todos los argentinos terminó en una tragedia".

Gullo volvió al lugar de los hechos y vio escenas "desgarradoras", con "miles de personas todavía caminando por la autopista que se volvían sin haber visto a su líder".
"Sentí un quiebre, no personal, pero sí a nivel de que un hecho que tenía que haber sido el más importante a nivel movilizador, lo habían quebrado grupos de derecha", afirmó al interpretar que con esa violencia "se trataba de aislar a Perón de su pueblo".

Ante un escenario con jóvenes y familias enteras llorando por la gran desilusión de no poder ver al general Perón, Gullo aseguró que la Juventud Peronista tuvo como consigna la de "tratar de no perturbarse y apoyar al presidente Héctor Cámpora".

El tiroteo finalizó cerca de las 18, con la multitud desconcertada y asustado por lo que había vivido. El saldo de 13 personas muertas y 350 heridos no parece corresponder con la sangrienta jornada de hace 43 años.

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