15 de junio: Cumple 100 años Horacio Salgán

Horacio Adolfo Salgán nació el 15 de junio de 1916 cerca del Mercado del Abasto. Su padre, músico intuitivo, tocaba el piano y la guitarra. Horacio comenzó a estudiar a los seis años y a los 13 era el mejor alumno del Conservatorio Municipal y tocaba como número vivo en las películas mudas. A los 18 se incorporó a Radio Belgrano y también actuó en los elencos de Excelsior, Prieto, El Mundo y Stentor.

Su ingreso a la primera liga del tango fue a los 20, a la orquesta de Roberto Firpo. Poco después se convirtió en arreglador para Miguel Caló, comenzando con una versión de Los indios, de Francisco Canaro.

En 1944 fundó su propia orquesta: "La idea de formarla está determinada por la composición. Empecé a componer no con la idea de ser compositor, sino con la de tocar tangos como a mí me gustaba. Lo mismo sucedió con la orquesta. Quería interpretar tangos a mi manera, la única forma era teniendo mi propio conjunto. Hay gente a la que le gusta ser director de orquesta, pero a mí me interesó mi vocación pianística", explicó para el libro Horacio Salgán: la supervivencia de un artista en el tiempo (1992).

Por entonces Astor Piazzolla, que trabajaba con la orquesta de Aníbal Troilo, en los intervalos cruzaba la calle para escuchar a la de Salgán. Alguna vez le confesó que tras cada concierto, encandilado por las virtudes del pianista, se replanteaba su capacidad como orquestador.

Horacio Salgán, que hoy cumple cien años, es un exponente -acaso el mejor- de esa segunda posibilidad, que condensa un tango educado, refinado y a la vez atorrante.

No fue el más popular. Ni el más estridente en su relación con los medios. Tampoco el más vivo del ambiente, donde hasta lo cargaban por no participar de los hábitos nocturnos de sus colegas.

"Nunca me propuse tener un estilo ni hacer una renovación de nada. Lo que, salió espontáneamente porque así lo sentía", decía. Fracasó.

Admirado por músicos como Daniel Barenboim, Arthur Rubinstein o Igor Stravinsky, Salgán -y es obvio- no fue sólo tango.

Irradió su técnica hacia la música brasileña, peruana, el jazz y lo clásico. Del mismo modo, el tango de Salgán lleva una dosis de negritud propia de las tradiciones musicales del lado sur del continente americano.

Se desempeñó como director, pianista, compositor y arreglador. Sus "arreglos", muchas veces, ya no son arreglos sino las versiones definitivas de esos tangos.

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