EEUU decide en las urnas si apoya o hace saltar el establishment

Estados Unidos acude este martes a las urnas en una cita trascendental: tras una turbulenta campaña, decide entre mantener el establishment que representa la demócrata Hillary Clinton o hacerlo saltar por los aires con el republicano Donald  Trump.    

Unos 219 millones de estadounidenses están llamados a votar quién ocupará en los próximos cuatro años el puesto político de mayor poder  del planeta.    

La expectación mundial tendría que haber sido en estas elecciones máxima ante la posibilidad de que por primera vez una mujer se siente  en el Despacho Oval después de que lo hiciera el primer presidente  negro, pero lo es ante la opción de que quien acceda a él sea un  hombre imprevisible, sin experiencia política y con ideas xenófobas y  proteccionistas.    

Clinton y Trump han llegado al final de la carrera por la Casa Blanca  muy ajustados en las encuestas, sobre todo desde que se redujera la  ventaja de la demócrata al revivir el FBI la investigación de los  e-mails de su etapa como secretaria de Estado, que dejó caer este  domingo definitivamente.    

RealClearPolitics, que elabora una media con todas las encuestas, daba este domingo por la noche solo 1,8 puntos de ventaja a la  demócrata.    

La participación electoral en Estados Unidos se sitúa siempre en  niveles muy bajos (en 2012 fue del 54,8 por ciento), sobre todo por  la necesidad de registrarse previamente para emitir el voto.    

El domingo por la noche, según datos de la CNN, habían emitido ya su  sufragio 37 millones de personas en la llamada votación temprana  (early voting).    

Un aumento de la participación en estas elecciones puede favorecer a  Clinton, y podría estar haciéndolo desde antes de que el martes  arranque oficialmente la jornada electoral.    

Según las estadísticas, el voto latino, que apoya a Clinton  mayoritariamente y ha sido ahuyentado por las proclamas  antiinmigración de Trump, se ha incrementado en la votación  adelantada (early voting) en "swing states", los que no siempre votan  al mismo partido y pendulan según el candidato y el momento. Es en  ellos donde está la verdadera batalla.    

En Carolina del Norte, el domingo por la noche había votado un 85 por ciento más de los hispanos que hace cuatro años, según informaciones de la CNN. También ha crecido en Florida, donde a la comunidad cubana, tradicionalmente republicana, le ha salido un contrapeso en  la puertorriqueña, mayoritariamente demócrata.    

Con 55 millones de personas, los hispanos son ya la primera minoría de Estados Unidos. Su participación electoral ha sido  tradicionalmente baja (en 2012 votó un 48 por ciento) y ahora hay expertos que creen que puede despertarse el "gigante durmiente".    

La mayor batalla de los "swing states" está en Florida, que como tercer estado en población tiene 29 de los votos del colegio  electoral, el que elige realmente al presidente. Un candidato  necesita 270 de esos votos para ganar.    

Si Clinton gana Florida, Trump tiene prácticamente cerrado el paso a la Casa Blanca. RealClearPolitics daba este domingo por la noche un  punto de ventaja allí a la demócrata.    

Otro de los disputados es Ohio, sin el que desde John F. Kennedy en 1960 ningún candidato ha podido convertirse en presidente. Trump  sacaba en la noche del domingo casi tres puntos de ventaja allí en la  web de RealClearPolitics. Entre los estados disputados están también  Colorado, Arizona, Nevada y Carolina del Norte.(dpa)

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