Italia: Paolo Gentiloni, el encargado de formar el nuevo gobierno

El hasta ahora canciller Paolo Gentiloni, quien recibió este domingo el pedido del Presidente Sergio Mattarella para formar un nuevo gobierno, no sólo aparece como una persona de total confianza de su antecesor Matteo Renzi, sino que ha sido una de las voces más fuertes de la política de su país en apoyar el Pontificado del papa Francisco en los últimos años.

Considerado un "delfín" de Renzi y nacido hace 62 años en Roma con sangre noble en su genealogía, Gentiloni es canciller desde fines de octubre de 2014, cuando sustituyó a Federica Mogherini, nombrada jefa de la diplomacia de la UE.

Electo por primera vez Diputado en 2001, formado politólogo y periodista, Gentiloni no ahorró en elogios permanentes al Pontificado de Jorge Mario Bergoglio durante su gestión al frente de la diplomacia italiana, incluso en cuestiones en las que comprometía la postura de su país, y se mostró siempre cercano a la causa por los refugiados.
"Este es un mensaje para Europa: se puede tener una migración distinta que desmonta el tráfico de los esclavistas", definió Gentiloni en diálogo con Télam y otros medios en octubre pasado antes de recibir en el aeropuerto Fiumicino capital italiana a 70 refugiados sirios, entre ellos varios niños, que llegaron a Roma como parte del corredor humanitario de la comunidad San Egidio apoyado por el Pontífice.

Cuando en abril de 2015 el gobierno turco cargó contra Francisco por sus declaraciones sobre el "genocidio armenio", Gentiloni respondió rápidamente: "La dureza del tono turco no me parece justificada, teniendo en cuenta le hecho de que hace 15 años Juan Pablo II se había expresado en modo análogo".
"Un renziano antes que el propio Renzi", lo describió el diario La Stampa en 2014, cuando asumió al frente de la Farnesina (cancillería) italiana, luego de haber sido ministro de Comunicaciones de Romano Prodi entre 2006 y 2008.

En septiembre de 2015, tras conocerse los pedidos del Pontífice para la acogida de migrantes, Gentiloni calificó el hecho como "una contribución extraordinaria desde el punto de vista práctico, pero sobre todo desde el punto de vista del mensaje".

Antes, luego de una larga trayectoria política en la capital, fue miembro fundador del Partido Democrático en 2007, precandidato a gobernar la ciudad eterna en 2013 y uno de los primeros en apoyar el salto nacional de Renzi ese mismo año.

También en 2015, en ocasión del viaje papal a Cuba y Estados Unidos, el entonces canciller italiano describía a Francisco como "el Papa global o la globalización de la misericordia. Justamente porque el Pontífice ha hablado tantas veces del riesgo de una globalización de la indiferencia", lo parafraseó.

Gentiloni fue, además, el primer canciller europeo en viajar a la isla tras el "deshielo" entre ambos países. Durante su gestión estuvo también dos veces en Teherán, Irán.

Un año antes, tras el mensaje del Obispo de Roma al Parlamento europeo en Estrasbusrgo, Gentiloni destacaba el "mensaje extraordinario que probablemente tendrá un significado histórico. Lo que impresiona es que un Papa que viene de lejos, de América Latina, y que es plenamente consciente de la dimensión global del mundo, es un Papa que da un nuevo impulso y esperanza a una Europa que él mismo ha definido un poco ' envejecido', un" poco 'asustada'".
"A partir de este Papa que vino de lejos, Europa tiene un impulso para recordar sus raíces y visión. Sus palabras, desde este punto de vista, han sido, creo, un estímulo extraordinario para los parlamentarios, pero también para todos los gobiernos europeos, para reflexionar sobre la forma en Europa, en un mundo que se ha convertido en mucho más amplio, puede encontrar su misión si se refiere a sus raíces y valores".

En abril de este año, Gentiloni llegó a escribir el prefacio de un libro que analiza la geopolítica de Francisco ("Bergoglio e la politica internazionale (Attualità e storia"), en el que destacó que el sucesor de Pedro "ha cambiado el tono del discurso político mundial, con el llamado a un diálogo serio, a la inclusión, a estigmatizar la globalización de la indiferencia y poner en el centro de la agenda internacional la dignidad de la persona, invitando a mirar el mundo de la periferia".
"Se trata de conceptos esenciales mientras resurgen barreras y nacionalismos en Europa contra los flujos de migrantes y refugiados. Corresponde a la comunidad internacional oír el reclamo del Santo padre para actuar en la conciencia de la interdependencia entre los pueblos y con el objetivo compartido del bien común", ratificó entonces.

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