La producción nacional de ficción apuesta por nuevos caminos

La producción nacional de ficción está en crisis: no se trata de una revelación, sino de una realidad que la aguja del rating resalta con cada medición, hace ya tres temporadas. El público le ha dado la espalda a una tradición que solía convertirse en un invitado más a la mesa de la cena, y ha partido con la competencia, los “desleales” enlatados, superproducciones que pueden gastar cada vez más porque apuestan a ser vendidos al exterior, y que salen baratísimos (hasta un 10% del costo de un episodio de ficción criolla) a las señales nacionales.

Y la falta de audiencia, para colmo, ha alimentado un círculo vicioso: menos audiencia, menor presupuesto y más intromisión, además, de la producción y el minuto a minuto, que termina desvirtuando los productos, apostando por golpes de efecto como los invitados famosos y castiga tras un par de semanas de bajo rating a historias que apuntan al largo aliento con una mudanza a un horario imposible.

Ante ese panorama, sería fácil para los canales locales darse por vencidos y poblar las grillas con programas de entretenimiento y enlatados y, al menos, recortar gastos ante el éxodo del público. Y lo han hecho, claro: pero, a la vez, han apostado también a una contraestrategia para seguir produciendo ficción nacional sin que sus bolsillos se drenen.

COPRODUCCIONES

El plan ha llevado a dos viejos enemigos a hermanarse: canales de aire y de cable se hermanan cada vez más seguido para producir ficciones de calidad y con potencial de exportación. El cable utiliza la enorme maquinaria de productoras como Pol-ka o Underground para un producto que ellos pueden llevar por América Latina, y el canal de aire se beneficia de un influjo de dinero mayor que permite elevar los valores de producción y construir ficciones de calibre internacional. Una idea que tomaron, por supuesto, del cine, que hace años trabaja en alianza con productoras de varios países.

Bajo este modelo, incluso, no interesa tanto el rating, porque la emisión del programa al aire es apenas una de las puestas en pantalla que ese show tendrá: pero, de todas maneras, el público, mucho más sofisticado tras casi una década de consumo masivo de series internacionales, ha respondido a estas propuestas.

El caso emblema es “Historia de un clan”, la ficción que Telefé realizó en alianza con TNT y que se llevó todo tipo de premios a nivel nacional e internacional. Lo mismo realizó el año pasado El Trece con “Signos”, que tuvo una recepción tibia pero fue de lo mejor de la pantalla del solcito durante el año pasado.

Y como la apuesta funcionó y los canales saben que se precisan cambios para mantener a flote la industria nacional, ya hay nuevos proyectos: “El marginal”, la ficción de la TV Pública que ganó premios internacionales pero que nadie mira, ya firmó con Netflix para realizar una segunda temporada; la TV Pública se alió también con Globo TV para realizar la megaproducción “Supermax”, encabezada por Daniel Burman y con un elenco de elite que incluye a Santiago Segura; en tanto, Telefé prepara una biografía en formato de ficción de Diego Maradona con proyección internacional, y se alió con América TV de Perú para la producción de “El regreso de Lucas”, drama sobre una familia dueña de una agroquímica; y anteayer El Trece anunció que se unirá con HBO para realizar la adaptación de la novela “El jardín de bronce”.

Siempre defendieron los autores nacionales el nivel de los libros argentinos, acusando que la crisis tenía que ver con factores externos: productores entrometidos, el reino del minuto a minuto, el éxodo de la audiencia al cable primero y a internet después, la invasión de enlatados y ficciones de otros países en nuestras pantallas conspiraron contra el desarrollo de ficción de calidad en los últimos años. La alianza con cadenas internacionales y la exhibición en emisoras extranjeras abre la esperanza para que los autores retomen el lugar y la libertad que ostentaron en la era dorada de la ficción nacional.

Supermax
(TV Pública-Globo de Brasil)

Una inmensa cárcel de máxima seguridad ubicada en medio de un extenso desierto, abandonada diez años atrás luego de un sangriento motín, es reciclada por un canal de televisión para realizar un reality show en el que los participantes son encerrados y deben intentar escapar. Los jugadores no se conocen entre sí, aunque cada uno de ellos estuvo vinculado a algún episodio criminal.

El marginal
(TV Pública-Netflix)

El ex-policía Miguel Palacios ingresa como convicto en la prisión de San Onofre con una identidad falsa y una causa inventada. Su misión es infiltrarse dentro de una banda mixta de presos y carceleros que opera desde adentro del penal, y que acaba de secuestrar a la hija adolescente de un importante Juez de la Nación. Pero Miguel es traicionado y queda tras las rejas como un reo más...

El jardín de bronce
(El Trece-HBO)

El arquitecto Fabián Danubio lucha por recuperar a su hija, quien ha desaparecido de forma inexplicable y sin dejar rastro. Ante la falta de respuestas de la policía, Fabián toma en sus manos una búsqueda que se convierte en su motor, dándole un objetivo que lo obsesionará sin descanso.

El regreso de Lucas
(Telefé-América de Perú)

Drama, que cuenta la historia de una familia acomodada dueña de una agroquímica que pierde a su hijo mayor, Lucas, de 4 años, en la playa. Elena, su madre se obsesiona con encontrarlo porque siente que él está vivo y nunca deja de buscarlo, descuidando a sus otros hijos y a su marido, Reynaldo, quien se hace cargo de la familia y de la empresa. Luego de 20 años de la desaparición de Lucas, llega a manos de la madre una foto de su hijo...

(Diario El Día)

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